El movimiento es la manifestación corporal de la vida. Posibilita al niño relacionarse con su entorno y a la vez desarrollar su cuerpo, su mente, su corazón y su espíritu Los deportes en general como la natación, las salidas al campo, la exploración y observación de la naturaleza, el juego compartido, los movimientos naturales como: trepar, saltar, correr, arrastrarse, caminar; y demás sin número de actividades que implican desplazamiento o cambio de posición en un espacio, están en la mayor jerarquía de prioridades en el desarrollo de los niños . Estas acciones requieren una intensidad de energía para su ejecución, por lo tanto, son iguales de importantes los buenos hábitos alimenticios como el apropiado descanso, sueño e higiene en el cuidado del cuerpo. Recordemos que somos cuerpo y con este concepto entendemos porqué a esta edad los niños aumentan su capacidad de resolver problemas, desarrollan la autonomía y por lo tanto seguridad y autoestima.
Todos los seres humanos poseemos un lugar donde viven nuestros pensamientos y además se encuentran las facultades de la mente, entre ellas la inteligencia.
Cuidemos la mente de virus y bacterias psicológicas, empezando por cuidar nuestra propia mente. De allí la importancia que asume el padre y todo adulto en la formación psicológica de los niños, al modelar el alma del niño. La realidad nos indica que no basta con buenas intenciones ni voluntad; sino que es necesario conocer nuestro mundo interno y su funcionamiento para permitir a los pequeños un desarrollo sano.
La literatura ejercita la mente y brinda ocasión para soñar; oportunidad para reír sanamente, quebrar tensiones, disipar temores; y generar ideas para nuevos cambios.
Necesidad
de bienestar físico
Un niño no solo debe estar
seguro sino sentirse seguro. Para ello deberá sentirse libre de ansiedades,
temores y culpas. A través de los cuentos puede comprender que no sólo él se
equivoca o comete desatinos, sino que a otros también les suceden. A través de
las láminas y las narraciones puede gozar la sensación de comodidad de quien
está calientito en su cama, cerca de su mamá; o del que, en un rincón apacible,
se entretiene entre juegos y libros, mientras afuera llueve
Necesidad
de querer y ser querido
Es
en la familia donde el niño aprende sus primeras lecciones de cariño. Los
relatos que se narran sobre situaciones familiares, vicisitudes de animales,
criando o defendiendo sus cachorros, le enseñan o ratifican sus conocimientos.
Comprenderá que el sentirse querido no sólo es privilegio suyo sino de los
demás. Narraciones, poemas, juegos, cantos, con sus romances, dificultades y
soluciones, ayudarán a identificar a niños y niñas, los roles a asumir en la
vida.
Necesidad de pertenecer a
un grupo
Los niños salen del núcleo
familiar para integrarse a uno mayor: el colegio. La literatura debe mostrarle
como crece y se expande este sentido de grupo. Esta necesidad es simultánea a
la necesidad de seguridad. Todo individuo necesita ser aceptado en el medio en
que actúa. Se inicia con la amistad con otros niños, comprender esta relación y
los valores implícitos en ella. Estas relaciones le permitirán más adelante
formar parte de un grupo social, cultural, de su país y del mundo.
Necesidad de saber:
Los
niños son curiosos por naturaleza, todo lo observan, hacen preguntas que a
veces es difícil resolver, todo lo investigan. Los libros proporcionan
respuesta a muchos interrogantes, brindan la información que amplían sus
conocimientos, los estimula para que surjan nuevas preguntas, aportan nuevas
ideas.
Los libros de corte
científico, las enciclopedias, la reproducción de imágenes fieles o de
fotografías, cumplen con esta necesidad.
A veces estamos
alegres, tristes, enfadados o aburridos. A todas las personas nos pasa lo
mismo. Estos sentimientos se relacionan siempre con el otro. Por consiguiente
es de vital importancia el desarrollo social y afectivo de los niños. Este
proceso se construye especialmente desde lo filial, como conocer la importancia
de la amistad, vivenciar valores de tolerancia, solidaridad, gratitud, lealtad,
la amistad y demás situaciones que encuentra el niño como ser social por
excelencia.
La
espiritualidad es toda actitud y actividad que favorece la relación, la vida,
la comunión, la subjetividad y la trascendencia rumbo a horizontes cada vez más
abiertos. Es sentir el Vínculo que pasa a través de todos los seres, interconectándolos,
organizándolos, arraigándolos en un cosmos.
En
los niños es el poder de la contemplación; habilidad que está muy presente en su
carácter curioso, explorador y observador. Significa salir y disfrutar de la
frescura de la vida de quien lo encuentra todo nuevo, como un atardecer, como la
magia de un nacimiento; fantasear con las formas de las nubes, de los árboles, y lo que es más
difícil aún, escuchar el silencio de la mente, del cuerpo, para escuchar el
silencio de las montañas, el viento, el agua y el amor.
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