lunes, 28 de marzo de 2016

Entrar en la lengua, entrar en la cultura


Evelio Cabrejo, quien ha realizado numerosas publicaciones sobre el lenguaje en los niños, responde a la entrevista realizada por  Claudia Mantilla Durán, comunicadora social, estudiante-investigadora de la maestría en semiótica en el primer taller de formación de lectores y lectoras para la primera infancia, organizado por la dirección cultural y la especialización en semiótica y pedagogía de la lengua materna de la Escuela de Idiomas UIS, un espacio de reflexión en torno a la lectura.
¿En qué consiste la adquisición del lenguaje?
De la misma manera que un ser humano se constituye morfológicamente y corporalmente como resultado de una serie de procesos biológicos, el psiquismo humano es el resultado de una construcción. La psiquis, el alma humana, se construye pero, uno no la ve con los ojos del cuerpo, hay que verla con los ojos del espíritu. La lengua es un conjunto de operaciones mentales muy abstractas. Aprender una lengua es apropiarse de esas operaciones que constituyen al sujeto. Entrar en la lengua es entrar en la cultura, salimos del vientre de la madre para caer en el vientre de la lengua y permanecemos allí porque la lengua se transmite de generación en generación, es un patrimonio inmortal.
¿Cómo alimentar la capacidad de escucha desde la primera infancia?
Escuchar es una cualidad muy importante en las relaciones humanas. Cuando uno está en posición de escucha quiere comprender algo, hay una intencionalidad. La lectura en voz alta viene a integrarse en ese proceso. Si en el día tomamos un libro y le leemos al bebé, el niño entra en un momento pleno de libertad, él es quien está escuchando y como la prosodia de la lengua se instala muy rápido y hay ciertos ritmos de ciertas palabras que están contenidas desde los primeros meses en el cerebro del bebé, al leerle permitimos que entren en movimiento los ritmos que están en su espíritu. De ahí que el libro empiece a confundirse con su origen porque, libro viene del latín liber que es la misma raíz de libertad, leer es dar la posibilidad al niño de escuchar, es un símbolo de libertad psíquica.

¿Y cómo es eso de que no leemos textos a los niños para que se conviertan en buenos lectores? ¿ Entonces para qué les leemos? 

Lo hacemos para que creen significado, para que empiecen a comprender la vida. La lectura va más allá de los textos escritos. Estamos leyendo permanentemente sin darnos cuenta. Y la lectura hace parte de ese proceso de construir significados. Eso está ligado a la facultad del lenguaje. Siempre se está leyendo, traduciendo, interpretando. Son procesos constitutivos del sujeto humano.


¿Qué libros se pueden recomendar para iniciar al niño en la lectura?
El mismo libro nunca es recibido de la misma manera por distintas personas. Lo importante es que en los primeros años los padres les transmitan los cantos, los arrullos y el patrimonio que nos transmitieron a nosotros.
Tengo nostalgia por La Pobre Viejecita, porque me la leyeron de pequeño y luego veo que tiene todas las formas de negación de la lengua, imposibles de explicar lingüísticamente ‘érase una viejecita que no tenía nada si no...’ 
Mi abuela me cantaba los pollitos. En una ronda tan pequeña está toda la lengua presente, además la poesía, la repetición de las sílabas. Es bueno que los papás tengan la disposición para transmitir esa cultura, esa tradición.

¿Y cómo hacer con unos papás que tienen cada vez menos tiempo para leerle y cantarle a sus hijos? 
No hay qué culpabilizar a la mujer o al hombre que trabaja. Mucho más grave es que no nos demos cuenta que a veces utilizamos el lenguaje para expresar la agresividad más que el amor y se pierde la función del lenguaje, que es una relación profunda de psiquis a psiquis. Sócrates decía que las faltas de lenguaje no son las de la gramática si no cuando pensamos en el lenguaje para hacerle daño a los demás. Y le hacemos mal a nuestros hijos con frases que se nos escapan. La pregunta que deberíamos hacernos más bien es cómo usar el lenguaje sin hacerle daño a los demás.

¿Qué consejo le daría usted a los padres que están en esa inducción a la cultura y la literatura en los niños?
Freud decía que había tres cosas imposibles: educar, psicoanalizar y hacer la política. Educar porque finalmente la construcción de un individuo que sea medianamente interesante implica que haya una parte de su piel en el proceso de socialización. Las represiones producen efectos que no nos dejan en paz. 
Démosles a los niños elementos culturales para que tenga un filtro interno. Y démosles mucha literatura, porque la literatura es el pulmón de la psiquis, es el amor, el odio, la vida, el abandono, la muerte. La literatura es una experiencia humana que está a disposición de los adultos y niños para que construyamos nuestra propia experiencia humana.